Armar una rutina.

Las rutinas ayudan a los niños (y adultos) a sentirse seguros y organizados. Intenten tener horarios y formas constantes de realizar las actividades diarias, como las comidas, bañarse, leer y acostarse. Sus hijos pueden ayudar a armar una tabla con los pasos de su rutina.

Háganle saber a su hijo que se acerca una transición. Digan, “Vamos a lavarnos para la cena en cinco minutos”. Sean claros acerca de lo que va a pasar. “Eso significa que vamos a guardar los juguetes y a lavarnos las manos”.

Ayuden a su hijo a comprender cómo ciertas reglas permiten que todos trabajen juntos y se mantengan seguros, como usar “voces internas” o guardar las cosas después de usarlas.

Tómense el tiempo para cuidar de ustedes mismos, incluso si solo tienen unos minutos. Llamen a un amigo, salgan a caminar, estírense, coman sano, respiren profundamente o comiencen una actividad que les guste. Hablen con su médico si se sienten tristes o estresados con frecuencia.

La vida puede ser abrumadora, y todos cometemos errores. Concéntrense en lo general y sean amables con ustedes mismos cuando las cosas no salgan según lo planeado. Pidan ayuda. Todos los padres necesitan ayuda algunas veces.

Tómense un momento para pensar en algunas cosas que los hacen sentirse agradecidos en este momento, grandes o pequeñas. Reflexionen y disfruten de esa sensación durante unos minutos.

¿Qué situaciones tienden a ser estresantes? Piensen en esas situaciones con anticipación. ¿Cómo pueden mejorarlas o evitarlas? Por ejemplo, prepararse para el día siguiente antes de acostarse para que la mañana sea menos agitada.